Parashat Beshalaj (Shemot 13:17– 17:14)

septiembre 23, 2011

פרשת בשלח             שמות יג: יז-יז: יד

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La Parashá que estudiamos esta semana, posee una enorme carga simbólica en lo que respecta a la búsqueda de la libertad y el rechazo hacia la esclavitud. El paso de la servidumbre hacia la emancipación nos ha inspirado durante interminables generaciones, la salida de Mitzraim y todas las consecuencias de este hecho son recordadas no solamente en el libro de Shemot o en Pesaj, sino que también cada Shabat rememoramos la doble ración del man que se recibía antes de la entrada del Shabat durante la estancia en el desierto, sobre la que precisamente se habla también en esta porción.

El fragmento que estudiamos esta semana relata la salida del pueblo desde Miztraim con Miriam, Aaron y Moshe a la cabeza. Un detalle muy curioso aparece al comienzo de nuestra Parashá, pues en vez de recorrer el camino más rápido, los Bnei Israel son encaminandos hacia una ruta con la que poder evitar el enfrentamiento con los Plishtim, evitando también de esta forma una sensación de desesperanza entre los recién liberados de la opresión.

Una gran pérdida, relacionada con la “masa humana” recién rescatada, es percibida por los dirigentes de Mitzraim, que deciden salir a la búsqueda de quienes fueron sus esclavos y que en ese momento se encontraban fugándose. Es entonces cuando leemos un pasaje con evidente potencialidad cinematográfica, la división del mar de suf (mar de juncos) y la catástrofe que aconteció al ejército de Mitzraim. Una vez ocurrido todo esto, el pueblo junto con Miriam y Moshé entonará el Shir Haiam, del que cada semana recordamos un fragmento en las tefilot de Arvit y Shajarit tras la recitación del Shema.

El viaje continúa y las evidentes carencias del desierto se convierten una constante. El agua y el alimento escasean en un entorno marcadamente hostil, por ello el pueblo reiterativamente se dirige a Moshé reclamándole y reprochándole por las penurias sufridas. Es en este momento cuando les son concedidas las perdices y en man. Una prescripción especial con respecto al man es establecida, la recogida de una porción doble cada día sexto de la semana antes de la entrada del Shabat, instituyéndose aquí el descansa sabático. La tradición afirma que una porción del man se recogió y quedó guardada como testimonio para las generaciones futuras, aunque hoy se ha perdido.

Es evidente que la salida hacia la libertad y el rechazo de la esclavitud son los temas principales que se reflejan en historia del pueblo judío durante este periodo, sin embargo también podemos realizar una segunda lectura. Durante el tiempo de la esclavitud el pueblo convivió con las creencias de los habitantes de Mitzraim, la importancia otorgada a lo sucedido después del fallecimiento de una persona y prepararse para ese momento eran la gran obsesión de este pueblo, tal y como demuestran sus impresionantes y longevas construcciones funerarias. Ellos también poseían leyes y pactos realizados con sus deidades, pero existe en este sentido una clara diferencia con lo que se irá estableciendo en la Torah a partir de este momento. Sefer Shemot no constituye solamente un relato de liberación, sino también de amor hacia la vida y de compromiso con esta.

Cuando los hijos de Israel se disponen a salir de Mitzraim se nos relata que Moshé llevó consigo los huesos de Yosef para cumplir su petición (Shemot 13:19), pero no se nos ofrece ningún otro detalle sobre este asunto, se hacen constar el cumplimiento del encargo y el vínculo con la tierra de los ancestros, pero no se nos ofrecen mayores detalles. De esta forma el pueblo de Israel decide decantarse por la vida, sin regodearse o reflexionar en lo que sucederá después de la muerte, esto forma parte de nuestra tradición y se refleja en la “fe” del pueblo de Israel que no brinda, como cabría esperar según la perspectiva actual, ninguna explicación clara sobre lo que en las propias palabras del Talmud se denomina Olam haBa.

 

Eliyahu Peretz del Campo