Parashát Bereshit (Bereshit 1:1 – 6:8)

septiembre 23, 2011

פרשת בראשית    בראשית  א – ו: ח

 Shabat Bereshit, 5771

Continuamos esta semana nuestro ciclo de lectura de la Torah con la primera Parashá y me gustaría en esta ocasión reflexionar sobre la pregunta que pudiéramos categorizar como aquella que más habitualmente nos cuestionamos. Podríamos pensar que se trata bien del propósito de nuestra existencia, o bien de qué somos capaces de hacer o no hacer, o también de qué debemos hacer,… o tal vez de quiénes somos. Personalmente me decanto por esta última cuestión: ¿quiénes somos los seres humanos (cada uno de nosotros pero también en conjunto)? El sefer Bereshit comienza ofreciéndonos precisamente una explicación en dicho sentido.

Me gustaría recordar antes de nada que la Torah es una herramienta y no un fin en sí misma, al menos desde nuestra perspectiva progresista, y que por lo tanto nos ayuda a cuestionarnos las propias posiciones y que tan importante será, precisamente por esto, la conclusión a la que lleguemos como el razonamiento o proceso que sigamos hasta llegar a ella.

Es bien sabido que existen contradicciones claras entre el sipur de la primera y la segunda creación (descritos en Bereshit 1 y 2 respectivamente), pero en esta oportunidad no quisiera profundizar en el cómo o los motivos de que esto sea así, sino que me gustaría que identificásemos las posibles claves que nos ofrecen los dos primeros capítulos para responder a nuestra pregunta inicial: ¿quiénes somos los seres humanos? Pues bien si atendemos a lo contado, según el capítulo 1 de Bereshit somos unos seres que “aparecimos” en medio de todo lo “creado”, como un elemento que también conforma el mundo (con independencia de la centralidad que se nos otorgase); o bien unos seres “creados” fuera del mundo y que fueron situados en este para poseerlo todo, tal y como se expresa en el segundo capítulo de Bereshit. Ambas formas de existir son posibles, pero la humanidad ha de plantearse cuál es el modelo de relación que quiere tener con la tierra y con el entorno. Conocemos por lo tanto dos modelos de existencia, por una parte podemos elegir vivir integrados y trabajar en pro de la pervivencia de todos los seres, o bien podemos decantarnos por ser “el centro” relacionándonos de una forma exclusivamente funcionalista (modelo del que ya sabemos que no es viable y que nos ha conducido a la actual crisis medioambiental).

Otro de los sucesos relatados en nuestra Parashá de esta semana es tratado de forma diferente en uno y otro capítulo, me refiero a la creación de la propia humanidad, lo que evidentemente nos puede otorgar alguna clave sobre quiénes somos. En el primer relato la humanidad es creada toda al mismo tiempo, ambos géneros son creados a la vez. Tal y como explican, entre otros, Rashi y Maimónides la palabra adam (אָדָם)en el primer relato se refiere al ser humano y no al hombre como género por lo que la humanidad fue creada al mismo tiempo en el primer capítulo y con dos géneros que forman parte de su diversidad, colocados por tanto en plano de igualdad. También sucede así, según interpreta de nuevo Maimónides en la Guía de los perplejos, en el segundo relato de Bereshit cuando ambos son extraídos del mismo “ser inicial” (אָדָם) pero se produce sin embargo un hecho desconcertante, el “ish” (hombre: אִישׁ) se arroga la capacidad de darle nombre a la “isha” (mujer: אִשָּׁה), colocándose sobre ella y situándola en una posición de sumisión e inferioridad. De nuevo dos modelos distintos sobre quiénes somos, pero la duda sobre dicha situación se resuelve con el siguiente pasuk: “Y los bendijo Dios diciéndoles: Procread y multiplicaos, colmad la tierra sojuzgadla y dominad a los peces del mar, a las aves de los cielos y a todo animal que se arrastra sobre la tierra” (Bereshit 1:28). Estas son las primeras palabras que dirige a la humanidad y  en las que habla a ambos géneros sin realizar diferenciaciones entre estos, sin establecer categorías.

No nos planteamos en esta ocasión cuáles son las fuentes de las que proviene cada uno de los relatos, sino que tratamos de extraer del mismo que existen diversos caminos para existir, que en el mundo existen diversas opiniones pero que  las propias contradicciones que encontramos en nuestro texto son aquellas a las que nos enfrentaremos a lo largo de nuestras vidas, aunque sabemos que tenemos libertad para elegir pues de esa forma fuimos “creados”: dotados de libre albedrío.

Para concluir, existe otra pregunta importante sobre la que me gustaría hacer énfasis. Todos alguna vez nos la hemos planteado qué es lo mas importante en la vida, y si atendemos a lo que se refleja en la porción que estudiamos esta semana podemos concluir que lo que mayor relevancia tiene es vivir en este mundo, en el mismo mundo sobre el que se nos relata y del que se nos hace un inventario básico de sus componentes.

 

Eliyahu Peretz del Campo