Parashat Ree (Devarim 11:26 – 16:17).

septiembre 23, 2011

פרשת ראה            דברים יא:כו- טז: יז

Shabat Ree, 5770

A lo largo de la Parashát Ree (Devarim 11:26-16:7) nos encontramos con un gran número de recomendaciones, advertencias y detalles sobre muchos aspectos de la vida Judía.

De nuevo Moshé incide en el hecho de lo que sucederá si cumplimos o no los “mandatos”, en la obligación de eliminar la idolatría y además se anuncia que todos los sacrificios se centralizarán en un punto concreto (Devarim 12:13). Una nueva advertencia en cuanto al cumplimiento de lo establecido: “Todo lo que yo te mando has de hacer sin añadir ni quitar nada” (Devarim 13:1) y se insiste una vez más en contra de la idolatría (resulta un aspecto interesante al respecto del que deberemos reflexionar y contextualizar dentro de nuestra realidad en alguna ocasión). Encontramos también en la parashá de esta semana cuestiones referentes al duelo (Devarim 14:1), múltiples detalles sobre el Kashrut (Devarim 14:3-21) y también algunos ejemplos de las leyes sociales (Devarim 14:28-29 y Devarim 15:1-18, donde se nos recuerdan y describen algunos detalles de la Shemitá y curiosamente no sobre el Yovel). Nuestra porción semanal finaliza con una referencia explícita a los Shalosh Regalim (las tres festividades de peregrinación: Pesaj, Shavuot y Sucot) haciendo también mención al mes de Nisan (Devarim 16:1-18). Quisiera destacar también la importancia otorgada al hecho de no emitir un veredicto que pueda dañar a otra persona (o en su defecto a un conjunto) sin conocer la realidad de manera intensa (“indagarás el caso diligentemente…” Devarim 13:15).

Pero ahora regresemos al comienzo del segmento semanal, donde se nos dice: “Mira que hoy pongo ante vosotros una maldición y una bendición” (Devarim 11:26). Resulta llamativo que, aunque el mensaje es destinado al pueblo Judío, nos encontramos con un imperativo en segunda persona del singular: «mira» (רְאֵה), cuando esperaríamos una expresión en plural (“mirad”). Significa tal vez que se encuentra destinado este mensaje al pueblo de Israel en su conjunto (sin distinciones derivadas de la ideología, procedencia, etc), o bien tal vez a cada una de las personas integrantes del pueblo. Ambas explicaciones son a la vez posibles pero también complementarias, aunque no profundizaremos más en este hecho.

Si avanzamos un poco más en nuestra parashá nos encontramos con la siguiente aseveración: “para que así no haya entre vosotros mendigo, pues el Eterno te bendecirá con abundacia en la tierra que el Eterno tu Dios te entrega por heredad para que la poseas” (Devarim 15:4). Casi de forma inmediata se nos refiere: “Nunca faltarán pobres en la tierra, por lo cual te ordeno que abras firmemente tu mano a tu hermano y a todo pobre que viva en tu tierra” (Devarim 15:11), contradiciendo lo expresado anteriormente y devolviéndonos a la realidad en la que existen las desigualdades, la heterogeneidad en el trato y se nos indica que debemos ser por lo tanto activistas en pro de la justicia social (como pueblo pero también como individuos).

Enumerábamos anteriormente algunas de las medidas sociales que se detallan en esta parashá, pero no hablé, intencionadamente, sobre el diezmo. La referencia a este aspecto ha sido ampliamente discutida y nuestros sabios en el pasado expusieron sus múltiples puntos de vista al respecto enseñándonos que ”עַשֵּׂר תְּעַשֵּׂר“ (“Diezmar diezmarás” Devarim 14:22) puede significar “Diezma para enriquecer” (Talmud Babli, tratado de Shabat 119a), pues el término en hebreo para “aser” (diezmar) y “osher” (riqueza) se escriben de la misma forma (עשר). Por otra parte se establece que cada tres años el resultado de ese diezmo será para beneficio de quienes menos tienen (Devarim 14:28-29) y por lo tanto podemos otorgarle un nuevo sentido a la aseveración “עַשֵּׂר תְּעַשֵּׂר”.

Regresamos de nuevo dando un salto hacia atrás al comienzo de la parashá, concretamente al punto en el que encontramos “pronunciarás una bendición sobre el monte G´rizin y una maldición sobre el monte Eval” (Devarim 11: 29), ambos se encuentran dentro de la tierra de Israel por lo que de nuevo volvemos a ser llevados forzosamente a tocar la realidad cotidiana y cercana. Nuestra tradición nos enseña mucho sobre la justicia social, sobre la redistribución de la riqueza, pero aun así en nuestros entornos (tanto en Israel como en todos los países de la diáspora) hay personas que sufren limitaciones y no siempre cumplimos con nuestras obligaciones al respecto.

No nos limitemos únicamente a lo material en esta reflexión, en muchas ocasiones no podemos aportar elementos materiales a las otras personas, pero sin embargo si podemos prestarles ayuda en otras necesidades. De esta responsabilidad no hay persona que pueda escaparse, pues no hay nadie que no tenga algo que compartir con los otros (sus conocimientos, su tiempo, etc). Y ¿Quién es responsable de nuestras acciones u omisiones? Cada uno de nosotros lo somos tal y como se nos indica al comienzo de la parashá. Pronto comenzará el mes de Elul, último mes del año Judío, en este tiempo tradicionalmente se intensifica la tzedaká (sabemos que este concepto tiene connotaciones de justica y redistribución) por lo que estamos preparados para aportar nuestro pequeño esfuerzo a ese mejoramiento, a la posibilidad de traer a nuestra cercanía la “bendición” y de alejar la “maldición”.

Eliyahu Peretz del Campo