Parashat Toldot(Bereshit 25:1 – 28:9)

פרשת תולדת          כה: יט – כח: ט

5771

La Parashá que estudiamos esta semana es considerada como la única en la que Yitzhak y Rivka son los personajes principales. Comienza el relato con el nacimiento de quienes tendrán a lo largo de las próximas Parashot, así como en esta, un protagonismo indiscutible: Esau y Yakov. Una vez que los hijos de Rivka e Yitzhak se convierten en adultos cada uno de ellos desarrolla una personalidad propia, con gustos y afinidades distintas que conforman el sello propio de cada uno de estos personajes, aun a pesar de haber nacido al mismo tiempo y de la misma madre.

A lo largo de todo el relato podemos recorrer los desencuentros de los hermanos y las distintas situaciones que conllevan a que Esau desee la muerte de su hermano Yakov, ante lo que este segundo decide huir. El suceso de la primogenitura marcó la existencia de ambos hermanos y también constituye el origen del sobrenombre de Esau, quien es conocido también como Edóm (אֱדוֹם) derivado de Adóm (אדום)  por el color del guiso que cambió por su derecho de mayorazgo. La historia del engaño a Yitzhak para obtener su bendición contiene tintes trágicos, pero este asume que el engaño se ha consumado y no se revela sino que ofrece una alternativa a Esau, quién no podrá olvidar de momento el dolor que le causó su hermano.

Ambos padres manifestaban su predilección por uno de los hijos. En el caso de Yitzhak, quien fue el único patriarca agricultor, demostraba su mayor aprecio hacia Esau, y Rivka se alineaba con Yakov, que era su favorito. Parece lógico y humano que estos padres que desearon el nacimiento de unos muy esperados hijos se vinculen con intensidad a ellos, ambos padres, tal y como explica Rashi, rezaron juntos para que la matriarca pudiera tener hijos. No es la primera ocasión en la que en la Torah encontramos un caso de infertilidad, también en el caso de la vida de Sara la imposibilidad de tener hijos se convirtió en un asunto central a lo largo de su existencia, sin embargo tal y como sucede en las sagas de los personajes importantes un suceso casi milagroso es su origen.

La explicación de Rashi sobre cómo la matriarca y el patriarca rezaron genera muchas dificultades, pues podría parecer que Dios es cruel y caprichoso o bien que necesita que le supliquen y que solamente responde las súplicas de algunas personas. Todas estas preguntas pueden surgir como consecuencia de esta explicación, sin embargo tal vez debemos enfocar el problema desde una perspectiva humana, la única que podemos conocer al menos parcialmente. De esta forma podemos preguntarnos sobre la necesidad que los propios seres humanos tenemos de realizar este acto, la necesidad de la tefilá en los momentos en los que necesitamos algo y también cuando celebramos o conmemoramos algún hecho importante. En el judaísmo la vida de todas las personas se encuentra marcada, en mayor o menor medida, por el acto de la tefilá. Las brajot, las tefilot de cada momento del día, etc son el fruto de la tradición, de la aportación de muchas generaciones que adecuaron y enriquecieron la estructura que recibieron de quienes fueron sus predecesores. Las necesidades cotidianas y la estructura del pensamiento de las matriarcas y patriarcas, así como el de los judíos de la época del primer templo o de hace mil ochocientos años pueden tener poco que ver con nosotros, sin embargo mantenemos esta acción adecuándola a nuestra realidad contemporánea.

El lugar en el que vivimos, nuestra lengua materna y otros muchos factores condicionan nuestra forma de desenvolvernos en la tefilá. Podemos encontrar diferentes Sidurim con textos traducidos en varias lenguas para favorecer la comprensión de aquello que decimos y también adaptados a cada comunidad, corriente o grupo, sin embargo son solamente una herramienta pues el impulso y el proceso brotan de nuestro interior y son el reflejo de este, igual que en la situación de Yitzhak y Rivka cada uno de nosotros vive la tefilá de manera personal y como una experiencia única e irrepetible.

Eliyahu Peretz del Campo

Deja un comentario